Improviso mis versos sobre tu cuerpo
enrededando mis manos entre tu pelo,
mientras mi boca siembra besos sobre la tersura de tus pechos
para cosechar los latidos que broten de tu corazón palpitante.
Dejo que mis dedos emprendan su viaje
abriendo los caminos en ti guardados
con el deseo inquieto y ardiente siempre latente,
con tu humedad que no demora ante mis caricias.
Dejo que las ideas surgan, que crezcan, entren y salgan
hasta que se reflejen en tu sonrisa.
"No me sueltes", me pides
y yo respondo "voy a hacerte el amor,
con la misma pasión que escribo mis versos".