Los límites fueron trazados
y las condiciones aceptadas,
sólo se permite sentir.
Mis labios hablarán,
pero no dirán palabra alguna.
Tú responderás con el idioma
siempre elocuente de tu cuerpo,
con esa leve exhalación de respiración contenida
que se vuelve suspiro,
con el deslizar de la humedad que brota en una gota
mientras se contraen tus muslos,
con el cosquilleo que avanza erizando tus poros
así me dirás de la resistencia de tus ganas.
El sudor como fresco rocío,
el latir como impaciente reloj,
el ansia como prisa por llegar,
llenarán el silencio a tu alrededor
cuando tu mundo dentro quiera explotar
y el exterior no exista.
Algunos inquietos movimientos,
te mojas los labios, los muerdes, tus oídos están atentos.
No hay roces, no hay contacto alguno
sólo el soplo de mis labios que ha comenzado en tu oído,
paseando por el contorno de tu boca
para descender con lentitud por tu cuello,
hasta detenerse por unos segundos en el botón entreabierto de tu blusa
y conseguir que tu pecho no sepa ocultar tu respiración acelerada,
entonces tus labios musitarán un gemido.
Y seguiré bajando por tu vientre hasta que el aire que nace de mi boca
acaricie tus piernas.
Sólo sientes, no me ves,
sentada con los ojos vendados, tus manos libres, pero impedidas de tocar.
Sentir nada más.
Y al final del recorrido, ¿qué dirás?.
