Amaba el juego, siempre fue su sueño, tanto como el riesgo de infiltrarse en las filas enemigas para descubrir las confidencias en cada misión. Sus amantes caían uno tras otro envueltos en la trampa de sus encantos, así como cada bola iba directo a la tronera sin retorno.
Cuando solo restaba el turno del tiro final, alzó la mirada hacia la figura masculina frente a ella, y al momento de impactar, decidió por vez primera fallar y renunciar por él a su juego.
© DUlCE
Micro relato que forma parte de la propuesta "Despeg(amo)s"
para el blog "Paraíso de Letras" de Ginebra Blonde.
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