Vino a mí
con la fuerza que mueve
el impulso de la curiosidad,
abriendo de par en par
la puerta
de los anhelos escondidos.
Imago,
reflejo de lo contenido,
incitación libertina
en suplicante reverencia.
Como la oscura y profunda
intensidad de sus ojos,
aquella que no niega
la insondable lujuria
de su naturaleza.