Reclamo tu presencia
por sobre las siluetas
que se agitan frenéticas en mi horizonte,
queriendo escuchar el sonido
que anticipa tu llegada
ante el festejo de mis latidos
cuando frente a mis ojos te manifiestas.
Demando ese momento
que nos lleva a un lugar diferente
donde escapamos del tiempo
y las horas voraces de olvido
para adivinarnos en palabras,
para desafiarnos con los sentidos.
Exijo mi derecho
de subyugarte a todos mis deseos
y de ser el tuyo
multiplicado en tus gemidos,
al tiempo que desato incendios
con la más impúdica lascivia