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domingo, marzo 30, 2025

Susurros de Cléia Fialho.

*Essência Revelada*

No silêncio da noite, uma palavra surge
Desvendando equações ocultas
Espirais triplas dançam na insônia
Marcas indeléveis no Éden vasto
Sou eu, enfim, descoberta em mim.
...............................................
Para vc carinhosamente.

AFAGOS POÉTICOS EM SEU 💗🐾



ESENCIA REVELADA

En el silencio de la noche,
una palabra surge
descubriendo
ecuaciones ocultas.
Triples espirales
bailan en el insomnio,
marcas indelebles
en el vasto Edén.
Soy yo, finalmente,
descubierta en mí misma.

© Cléia Fialho.
Versos susurrados por Cléia en mi poema "Fraguada".

martes, marzo 18, 2025

Susurros de Marina.

Hoy diluvia en mis montañas, en realidad hace tres días que llueve sin parar. Los árboles son duchas perennes, aun sin sus hojas, los caminos perpetúan las huellas de los indómitos caminantes que se arriesgan por veredas embarradas.

Llueve deliciosamente y los narcisos están enamorados de sus reflejos en charcos y riachuelos. Huele a bosque, a ozono, a lágrimas reales que bajan del cielo, a Luna limpia y torrencial.

Me gusta ver un escrito con todas las maravillosas criaturas que paseamos por tus Dominios y te dejamos segundos de nuestro tiempo y cariño y a cambio nos llevamos tus letras coloridas y sensuales para tapar sentimientos y atesorarlos muy dentro, sin que nada se escape.

© Marina Hernández.
Palabras susurradas por Marina en mi poema "Todas".

miércoles, febrero 12, 2025

El Baile por Marina VI.


Finalmente llegó
venciendo a la duda,
vestida de nubes
y acompañada de la Luna.
De mi mano se dejó llevar
y ya no le bastó
con solo mirar.
 
- © DUlCE -


Muchas gracias Marina
por no perderte Mi Baile y llegar a la cita.
Besos dulces con mi cariño.

VESTIDA DE NUBES Y LUNA


Llegó por el aire cubierta de nubes, jugando con la luna, una invitación juguetona y traviesa. No se detuvo en el buzón, eso habría sido demasiado mundano, se coló por debajo de la puerta, empujada por un viento suave y amistoso que la elevó por encima de la lámpara. Allí me la encontré, de conversación con las arañas.
"VEN AL BAILE". El baile, así, sin más aditamentos ni nombres añadidos. Con nombre propio y único.
Este año mi mente estaba perdida en una bruma recóndita y pensamientos entristecidos, pero mi curiosidad es quien manda y su poder no se discute...solo fui a mirar.

Con mi escoba nueva, recién estrenado, veloz, silenciosa, repleta de extras y opciones increíbles, llegué, sin ser vista, al Castillo imponente, cuyas torres se perdían en la elevada negrura de la noche.
Carruajes impresionantes cubrían el largo sendero, de ellos bajaban damas semiocultas por máscaras, capas y crujidos de sedas, sólo las risas y los murmullos nerviosos destrozaban los silencios de la noche.

Y comenzó el baile. Sentí cómo los pentagramas con sus notas saltarinas y sus acertadas claves, volaban de la orquesta a la ventana, vi, cómo se abrían las hojas cristalinas formándose un camino ligero, inestable y , ciertamente incitador de sensaciones.
Alguien lo observaba todo con cierta impaciencia.

Un lacayo enfadado por mi presencia me llamó por mi nombre, cosa que me dejó perpleja. Me comunicó que tenía que entrar ya porque las puertas se cerrarían en pocos minutos.
Miró mi escoba y mis ropajes de bruja nocturna y su mohín indicó que no aprobaba mi aspecto.
 
Me di cuenta que de nada iba a servir decirle que solo iba a mirar, que no tenía intención de entrar... 

Miré el camino musical y me decidí. Ante la atónita mirada del guardián de la puerta el conjuro  hizo su función y un vestido de nubes y rayos de luna se apoderó de mi cuerpo y, cuál Cenicienta, con unos zapatos de cristal, me subí a la clave de sol y entré al baile.

El Caballero del sombrero de copa me agarró de la mano y tiro de mí, escaleras arriba 
- Ya sabía que entrarías, está en tu naturaleza.
Qué podía decirle, sino dejarme llevar. Abrir aquella puerta al final de la escalinata, que esconde secretos y pasiones, sentir y disfrutar la música, preludio de una gran noche.

© Marina

lunes, febrero 10, 2025

El Baile por Tracy III.

De mi color favorito
se vistió para complacerme,
no la detuvo la lluvia,
ni tampoco el tiempo
solo las puertas
que le privaron
de un dulce encuentro.

- © DUlCE -


Mi gratitud Tracy
por traer tu buen humor a Mi Baile.
Un beso dulce.


EL BAILE DE DULCE


 Como la magia todo lo puede he conseguido retrasar el reloj hasta el día 31 de diciembre y recibir al nuevo año 2025 como se merece, asistiendo a tu baile de fin de año.

Voy a recoger mi invitación y enterarme de las normas de protocolo que habías puesto, si es que las hubiera.


parece que no hay normas así es que voy a probarme un vestido   morado, porque sé que ese color te gusta mucho, a ver qué tal me está, porque los excesos navideños se han dejado notar.
 En último lugar llevaré el antifaz y el paraguas, que para ambos no se necesita tener en cuenta la báscula.







Ya me lo probé y me está perfecto.
Voy para el Palacete. 
¡Vaya....! la puerta está cerrada, no me ha servido de nada venir lo monísima que vengo. Se conoce que tus lacayos se han ido a dormir pensando que ya no llegaría nadie.
Por favor no les amonestes demasiado, que lo de encontrarles sustitutos, está poniéndose difícil, además he sido yo la que me he pasado llegando un mes más tarde de lo previsto. 
Lo que siento es que con lo "terminaíta" que he venido, no me vas a ver y te advierto que mejor que sea así  porque me está lloviendo lo que no estaba previsto y el paraguas de encaje que elegí para la ocasión deja pasar el agua como si fuera que un colador.
Así que me voy a casa  y espero llegar a tiempo al próximo baile que me invites, que será el de Carnaval ¿no?
Mil disculpas. 
Con cariño

sábado, febrero 08, 2025

El Baile por María II.

Robándole minutos al tiempo,
queriendo anticiparse
a las campanadas
asistió al encuentro
que le quitaba el sueño,
pero un año más
se resistió
a cumplir su más dulce deseo.   
 
- © DUlCE -


Mi gratitud María por a pesar de todo
intentar llegar a tiempo :)
Besos dulces.


SIEMPRE TARDE.

Como cada año, las campanadas de media noche la pillarían corriendo escaleras abajo sobre aquellos altísimos stilettos que si no los llevara enfundados en sus pies, parecían brillantes punzones de hielo… Antes de salir, retiró con un gesto felino la espesa melena que chorreaba sobre sus hombros. Sujetó con las dos manos el escote palabra de honor y tiró fuerte de su ajustadísimo vestido hacia arriba. Luego, cogió apresuradamente su bolso de mano, cerró tras de sí la puerta y corrió hacia su coche. Encendió el contacto, pisó el acelerador hasta el fondo y mientras con el volante dibujaba la línea central de la carreta y sus ojos se acostumbraba a la oscuridad de la noche, su cabeza intentaba encontrar una excusa creíble que justificara el por qué de su retraso. No sabía explicar por qué le imponía tanto aquel enorme León, que sin embargo resultaba extremadamente amable, dulce y cercano. Su mirada noble, le confería la certeza de que nada malo podía ocurrir a su lado y a la vez, su presencia le intimidaba. No se sentía cómoda ante alguien tan exultante y seguro de sí mismo, esa sensación le generaba inseguridad y por eso, posponía una y otra vez, aquel encuentro desde hacía tanto. Pero aquella invitación era ineludible y esta noche, por fin se encontrarían.

Sabía que a la invitación acudirían más invitados, lo que no sabía era si todos coincidirían a la vez y en el mismo lugar o aquel misterioso León, les tendría preparada alguna de sus enigmáticas sorpresas. Cada vez que las ruedas perfilaban una curva, el chirrido de los frenos rompía la quietud de aquella apacible noche y su mente se zambullía en todo tipo de especulaciones sobre lo que podía esperarle al llegar .. Quizá al abrirse el enorme portón de la mansión a la que se aproximaba, la inundaría el brillo y bullicioso sonido de la multitud – pensar esto le daba tranquilidad- o por el contario, al abrirse aquella pesada puerta el silencio rasgara la oscuridad tenue en la que debería adentrarse conteniendo la respiración… Tal vez al llegar, acudirían a su encuentro sus queridas MARINA, MILENA, MARÍA DORADA y AURO…¡hacía tanto que no las veía! ¡Debió llamarlas antes de salir!.. ¿por qué no lo hizo? Siempre a última hora, sin tiempo… Siempre deslizándose de puntillas sobre el filo de la navaja.. En fin, en pocos minutos sus dudas se despejarían .. Encaró la última curva y enfiló la recta que ascendía por la pendiente que apareció tras la enorme verja que daba acceso a la finca. Aparcó y salió del coche.

Se sorprendió al no ver ningún vehículo aparcado en la inmensa explanada que se extendía frente a la imponente mansión. Respiró hondo y comenzó a caminar clavando decidida sus afilados tacones sobre aquella gravilla resbaladiza. Las estrellas jaspeaban un cielo tan negro como su vestido. El brillo de la luna se reflejaba en sus hombros, el vertiginoso escote de su espalda y las piernas que asomaba alternativamente por la infinita abertura del vestido y aun más cuando ascendió las escalinata ..
Su corazón trotaba y sentía su pulso acelerarse…

Por fin llegó hasta la puerta y sus ojos se agradaron clavándose en lo que vio.

Una pequeña nota con caligrafía inglesa, escrita a plumilla se balanceaba con la suave brisa que corría en ese instante … y atónita leyó:

“ María, llegas con una semana de retraso. El próximo año -si es que te invito- te indicaré fecha y hora, una semana antes para que llegues a tiempo, desastre! ”.

© María

jueves, febrero 06, 2025

El Baile por Cléia Fialho.

Una nueva invitada
llegó a El Salón
con una sonrisa de provocación,
las máscaras nada ocultaron,
tampoco las intenciones
y la noche la colmó
de dulces sabores.

- © DUlCE -


Mi gratitud Cléia por disfrutar
doblemente de Mi Baile.
Beijos doces.


MÁSCARAS Y DESEOS (Versión 1)

La música se extendió por la habitación como un susurro insinuante, una invitación al pecado. Las velas ondeaban en candelabros dorados, proyectando sombras danzantes sobre los rostros enmascarados que se deslizaban sobre el mármol negro. El perfume de las rosas y el vino se mezclaba con el calor de los cuerpos que seguían el ritmo de los violines.

Ella estaba allí, en lo alto de la escalera, una visión envuelta en seda carmesí. La máscara dorada cubría parte de su rostro, pero sus labios rojos delataban una sonrisa de promesa. Sus ojos escudriñaron la habitación, buscando a quien llevaba semanas enviándole cartas llenas de secretos y provocaciones.

Y entonces, llegó. Un hombre alto, con un impecable traje negro, una máscara plateada que ocultaba su identidad. Sus ojos, sin embargo, eran imposibles de ignorar. Se aferraron a ella con la certeza de quien ya sabía el desenlace de esa noche.

Descendió, lentamente, cada paso era un desafío mudo. Cuando lo encontró, le tendió la mano enguantada y, sin dudarlo, ella aceptó. Bailaban como si fueran los únicos en ese baile, sus cuerpos en un juego de acercamientos y escapes, chispas invisibles ardiendo entre los dos.

Sus dedos se deslizaron suavemente por su cintura, presionándola contra él. Un cálido aliento rozó su oído mientras murmuraba:

"Has venido.

Ella sonrió, oscilando entre la rendición y la provocación.

"Y tú me esperaste.

Sin más palabras, la alejó de la multitud, a través de los pasillos decorados con tapices y secretos. Un toque en la puerta de madera maciza se abría a una habitación iluminada solo por la luz parpadeante de la luna.

Allí, donde podían caer las máscaras, las miradas se hacían más intensas, las caricias más audaces. Sus labios tomaron los de ella con urgencia contenida, mientras las finas telas se deslizaban como promesas rotas hasta el suelo.

Esa noche, entre los susurros del baile y el escalofrío del amanecer, no importaban nombres ni rostros. Solo los cuerpos, la piel y el deseo que incendiaron la oscuridad.

© Cléia Fialho



MÁSCARAS DEL DESEO (Versión 2)

El salón era un océano de sombras y promesas. La música serpenteaba por el aire, un murmullo seductor entre los cuerpos enmascarados que se deslizaban bajo la luz parpadeante de los candelabros. Los susurros y las miradas secretas llenaban la habitación de una tensión que vibraba en la piel.

Ella estaba allí, vestida de seda roja, la máscara dorada ocultaba su identidad, pero no el hambre en sus ojos. Lo estaba buscando. Durante semanas le habían ido llegando cartas llenas de promesas, escritas por manos que conocían cada uno de sus caprichos. Palabras que le incendiaron la piel incluso antes de ser susurradas.

Entonces, lo sintió incluso antes de verlo. Un perfume amaderado, una calidez demasiado cercana, una mirada que la desnudaba sin vergüenza. Él estaba detrás de ella.

—Has venido. La voz profunda se deslizó por la nuca, tan cerca que le hizo perder el aliento.

Ella sonrió, sintiendo que el escalofrío se extendía por su piel.

—¿Por qué huir de lo inevitable?

Deslizó un dedo por su hombro desnudo, un toque ligero, pero que ardía como brasas. En silencio, la tomó de la mano, alejándola del vestíbulo.

El corredor era una invitación al peligro. El sonido de la fiesta se hizo lejano mientras él la apoyaba contra la fría pared, el contraste entre el mármol y la calidez de su cuerpo le arrancó un suspiro.

—Ya sabes cómo termina esta noche... —murmuró, rozándose el cuello con los labios—.

Jadeó al sentir que sus dientes presionaban ligeramente contra su piel, un mordisco sutil, una advertencia de todo lo que estaba por venir. Las mascarillas seguían cubriendo sus rostros, pero nada más los separaba.

Sus manos se deslizaron por el pliegue de su cadera, tirando de ella contra él. Ella sintió la innegable rigidez de su deseo y le correspondió con un roce de cuerpos que le hizo contener la respiración.

Levantó la pierna, envolviéndola alrededor de su cintura, y apretó su cuerpo contra el de ella, sus labios explorando, chupando, mordisqueando cada trozo de piel que pudieron encontrar.

—Dime que pare... —bromeó, deslizando los dedos por debajo de la fina tela de su ropa, trazando caminos prohibidos.

Pero ella no quería que se detuviera. Nunca quiso.

El deseo los consumía como el fuego. Las manos inquietas arrancaron los últimos vestigios de seda y misterio, y luego, allí, entre sombras y suspiros, se perdieron el uno en el otro.

Y cuando finalmente cayeron las máscaras, ya no importaba quiénes eran, solo el placer compartido en esa noche sin nombre, sin mañana.

© Cléia Fialho

martes, febrero 04, 2025

El Baile por Maia.

Nerviosa llegó a El Salón
para su primer Baile
con el Dulce Caballero,
inquieta ante el encuentro
pronto los dulces arrullos 
se adueñaron de su deseo
y ante la profunda mirada
dos piezas dócilmente
cedieron.

- © DUlCE -


Mi gratitud querida Maia por aceptar la invitación
y regalarme tu presencia en Mi Baile.
Besos dulces.


UNA PROFUNDA MIRADA

Jugaba con el borde de la copa, un poco distraída, un poco incómoda, me situé en uno de los extremos de ese amplio y místico salón; y pensaba... ¿Por qué me puse este atuendo de dos piezas; y la blusa...?, me hace cosquillas, ¿Es el atuendo?, ¿O soy yo que estoy nerviosa?; y discretamente trataba de acomodarla jalando un poco de un lado y acomodando el otro, olvidándome por momentos que estaba en el salón de ese enigmático castillo.

Él llegó detrás, su voz se sintió como un arrullo

— Maia, ¿Cuándo dejarás de pelear con esa blusa?
— No lo sé, no me doy cuenta, decía mientras pensaba si había sido tan obvia 
— Es linda 
— Lo es
— ¿Y por qué la compraste?
— No; yo, no, no sé, fue de último momento no pensaba asistir a tu baile 
— Vaya, pero estás aquí, ¿Por qué no te gusta?, te sienta bien 
— Es bonita, no sé 
— !Quítatela!
— ¿Qué dices?
— Ah, ¿no me escuchaste?, te ves preciosa pero es una blusa que me resta de tu atención, te siento incómoda, tu hombre no tiene problema con eso, pues quítatela 
— ¿Mi qué?, ¿Qué?, no; yo, ¿Qué?, ¿Qué dices?
— Dije "tu hombre", así, sencillito; sin esperar reciprocidad, -pero claro que la deseo-, soy tu hombre porque así lo siento, así lo quiero, nada, ¡quítatela!, ¿o quieres que lo haga yo?.

El Dulce Caballero me sostuvo la mirada, su rostro parecía un poema.

© Maia.

domingo, febrero 02, 2025

El Baile por Nuria de Espinosa.

El Salón la recibió
por primera vez como invitada
y al juego se unió
buscando tras cada puerta
al Dulce Caballero.
Me buscó, me buscó,
pero fui yo quien la encontró

- © DUlCE -


Mi gratitud Nuria por asistir a Mi Baile por primera vez
y hacerlo con estos susurros.
Besos dulces.



El dulce caballero y el castillo

 


En esta nueva propuesta Dulce nos invita a su baile de máscaras. Si quieres unirte entra AQUÍ

                 Encuéntrame ...

Dulce propone: "El Baile dura varios días y como buen anfitrión me gusta dedicar tiempo a cada invitada, pero en algún momento puedo desaparecer de El Salón, El Castillo posee diversas habitaciones, puedo estar aquí o allá, tal vez en El Confesionario, tal vez en La Habitación Violeta o en La Biblioteca, o en La Habitación Audiovisual, o puedo estar tras La Última Puerta.
Dónde estará el Dulce Caballero anfitrión en ese momento en que lo buscas?"

                        ********




En el salón, el baile nunca acaba;
allí la música, es magia y no termina,
entre risas y camisas de seda,
el Dulce Caballero se interesa.

Su rostro es un sueño que se esfuma,
sus pasos, truenos en la llanura;
porque al buscarlo sin premura,
te rodea su ausencia como la espuma.

¿Y si está en el Confesionario?,
ahí las palabras flotan en el pasado,
como un susurro indiscreto,
su corazón reposa en solitario.

O tal vez, en la habitación violeta,
donde los colores danzan sin destino;
él sueña en un rincón, siendo divino,
envuelto en luz, flor y olvido.

En la biblioteca de tiempos perdidos,
se oculta entre páginas de un cuento,
y cada letra, como un paso lento,
te guía hacia misterios incrédulos.

O, en la habitación de proyecciones,
donde el pasado y el futuro se unen,
en imágenes que resplandecen
con suspiros, reflejos y colores.

Mas, si tras la última puerta llamas,
donde la verdad reposa y no engaña,
el aire se vuelve opacidad extraña,
y el Caballero, dulce, te reclama.

"Estoy en cada rincón de tu deseo,
en cada búsqueda, en cada paso incierto.
Mi presencia es un retorno siempre abierto, me encontrarás… cuando menos lo creo."

El Castillo guarda su misterio pétreo,
y en sus pasillos, llenos de silencio,
el Dulce Caballero es como un destello
de presencia y de ausencia en cada invierno.

~Te busco, pero no te encuentro~.


viernes, enero 31, 2025

El Baile por Cora V.

Cuando la magia baila
al son de los deseos
ocurre lo inevitable,
cuando la dulzura llama
el encuentro prometido
se vuelve inolvidable
y así todo sigue siendo.

- © DUlCE -


Mi gratitud Mi Corita por acudir al dulce llamado.   
Besos siempre dulces.
 

Tras la Opacidad


Este año me hice escarcha de un invierno frío y de una lluvia que calaba más allá de los huesos y cuando las ilusiones se desvanecían por torrentes sin medida de la vida, una invitación salía de mi buzón, una carta con un sello violeta, señal de que nadie la había abierto…

Como todos los años, era la invitación del baile de máscaras de Año Nuevo. De parte de un anfitrión que todos conocemos, por sus placeres violetas, su dominancia y a la vez esa dulzura que lo nombra. 

Llegó el día donde hasta el más mínimo rayito de Sol se veía radiante, así como lo era mi figura, con ese vestido frente al espejo, (en el que hacía tanto que no me miraba). En mi pensamiento todo se llenaba de nostalgia al verme en aquel salón, surcando sigilosamente los peldaños de una escalera roja e interminable. 

Qué mejor espera que el Dulce Caballero al fondo, con su mano extendida cruzando su mirada con mi timidez…

Sonaba la música, la gente bailaba engalanada, mientras Él y yo compartíamos risas y recuerdos entre las caricias de sus dedos en mis dedos. Cuando la luz se apagó y en mi lúcida ahora desnudez me volvía su adicción, con el diluvio recorriendo lo que un día fue un indeleble destino.

Nos entregamos a lo inevitable e inolvidable…

No importaba la gente tras la opacidad… Solo Él y yo, y su mano guiando mis pasos con la suavidad de un dulce susurro, donde me decía ven…

Y aún a día de hoy… sigo allí en su piel, en su mirada felina y en lo más profundo de su corazón.

© Cora 

miércoles, enero 29, 2025

El Baile por Auroratris VII.

Dulce fue la Luna
cómplice en la noche
de un juego de sombras,
dulce también fue el secreto
compartido tras la última puerta
guardado en la piel
de quien así lo cuenta. 

- © DUlCE -


Mi gratitud Mi Querida Auro
por responder como siempre a mi invitación
y regalarme tus susurros.
Besos muy dulces con mi cariño.



DULCE LUNA

Desde hace un tiempo que habito en una aldea, a las afueras de la Gran Ciudad. Me refugié en un lugar donde la actualidad llega tarde y mal. Hace unos días regresé a casa para recoger algunos enseres. El buzón estaba a reventar entre folletos de publicidad y ofertas de supermercados. No encontré factura alguna ya que hoy en día todo está informatizado. Recogí el volumen del correo para depositarlo en el contenedor del papel cuando un toque de magia, digámoslo así, hizo que un sobre de color violeta cayera a mis pies. Me deshice del resto y cogiendo dicho sobre me dirigí hacia el interior de mi casa.

No tenía prisa por abrirlo puesto que sabía de quién se trataba. Me preparé un café mientras aspiraba la dulce fragancia que expedía el sobre, a su vez rememoré las distintas ediciones que el Dulce Caballero suele realizar para fin de año. Pese a mi ausencia se había acordado de mi invitación. Algo que agradezco ya que cada vez soy más una sombra.

Di un sorbo al café hasta que decidí abrir el lujoso sobre, tan lujoso como la invitación que había dentro. Preciosa y elegante. No se podía esperar menos viniendo de Él, tampoco el juego que prometía en su interior.

¿Qué planes tenía yo previstos para esta última noche del año? Ah, sí. Ver consumirse el fuego de la chimenea por encima de mis pies, mientras como las uvas y recibo el Año Nuevo. Aposté por cuanto decía la invitación. Mi Reino por una NocheMágica.

Empecé por el atuendo. Comprobar qué podía servir de años anteriores y qué no. El maquillaje debe ser luminoso. El peinado, original y personal. Y lo más importante, el desplazamiento. Me puse manos a la obra. Contraté un coche con su chófer, no me apetecía nada conducir ya que los brindis se sucederían a lo largo de la noche. En menos de 24 horas debía tener todo el conjunto bien armado.

Heme aquí frente a la Gran Puerta del Castillo, imponente e intimidadora. La música suena en el interior traspasando sus muros y poseyéndome. Escucharla es entrar en un ligero trance que me conduce hasta El Salón. La belleza de las invitadas reluce como los diamantes. Ropajes y máscaras. Al final de la escalera siempre está El Dulce Caballero para recibirnos y depositar una palabra amable en nuestros oídos, que dibujará una sonrisa la cual no se borrará en toda la noche.

Retira la capa de mis hombros a la vez que me ofrece una copa de champán. Un ritual ya aprendido. Nuestras cabezas se inclinan en una sutil reverencia. Distingo su mirada a través de su máscara. Esta se dirige hacia el centro del Salón, intuyo que es la invitación para el baile. Acepto. Luego será más difícil coincidir con el anfitrión.

Mi vaporoso vestido se adapta a la armonía de sus pasos. Su mano, adherida a la desnudez de mi espalda, guía con Maestría y Seguridad. No necesito mirar nada más que la oscuridad de sus ojos, un lago oscuro donde me introduzco un Año Más.

El tiempo va desfilando al igual que el resto de las invitadas. El Salón ya está completo. Todas estamos preparadas y equipadas para el Momento de las Campanadas, el cual se produce entre una familiar algarabía. Suenan los besos y los deseos de boca en boca.

Feliz Año Nuevo, Feliz Año Nuevo, Feliz Año Nuevo..., pero ¿Dónde se encuentra El Dulce Caballero? Así es. El juego ha comenzado. Nos recogemos las faldas, unas, en tanto, otras se descalzan para iniciar la búsqueda entre pícaras sonrisas. Nos repartimos por las distintas dependencias del Gran Castillo.

Me dirijo a la primera planta, desde el centro del pasillo visualizo una hilera de enormes puertas. Una igual a la siguiente, así hasta la última. Lo cual hace imposible adivinar qué guarda cada habitación. Las invitadas comienzan a desaparecer, adentrándose en dichos aposentos.

En la segunda planta la penumbra se hace patente. Hay un aroma a violetas que inunda todo el pasillo. El silencio es envolvente y la hilera de puertas se hace presente una vez más. Recorro el largo camino que me separa de una Última Puerta. La escasa luz la hace invisible, pero al avanzar esta se revela diferente a las demás.

Respiro profundamente antes de hacerme con el pomo. Lo giro despacio y la puerta cede al empuje. Era de esperar que la habitación también estuviera en penumbra. Mis ojos ya acostumbrados a la escasa luz constatan que allí no hay nadie. Es un lugar reconfortante. La decoración acorde con el Castillo y su Anfitrión. El cortinaje deja semi oculto un gran ventanal, que da al bello y amplio jardín. La Luz de la Luna dibuja sombras sobre él. Me acerco un poco más, solo ha hecho falta un pequeño movimiento de mi mano para que un rostro se desvele ante mí. La imagen es esta, la tenue luz de la habitación en un lado de su cara, al otro un Rayo de Luna.

Te encontré Dulce Caballero.

En todo juego que se preste siempre hay un premio para el ganador ¿Podéis imaginar cuál fue el mío? El Dulce Caballero tiene un gran abanico de suculentos premios. No digo más.

Abandono el castillo antes de que la Luna se lleve la magia. Me acompañan los acontecimientos allí sucedidos y un Dulce Secreto guardado en mi Piel.

©Auroratris


Susurrado por Auro se disfruta aún más ...

lunes, enero 27, 2025

El Baile por Dakota.


Cruzó el umbral
de la puerta violeta
para dejarse llevar
por sus oscuros deseos,
y al golpe incesante
de las doce campanadas
inició el año
con nuevos propósitos.

- © DUlCE -


Mi gratitud Dakota por esta sesión de dulce sabor
en La Habitación Violeta.
Besos dulces.


Baile de máscaras de Dulce 24/25

Como cada año Dulce nos deleita con su baile de máscaras de fin de año desde su blog "El susurro de las palabras" .


Encuentro Violeta

Llegué a casa tras una dura jornada de trabajo, abrí el buzón del correo y entre la correspondencia un sobre violeta que contenía una invitación.
"Querida Dakota queda invitada al baile de máscaras que dará lugar el día de Nochevieja a las 20 h en mi mansión ubicada en calle Paraíso, 30. Espero su asistencia, si acepta la invitación debe llevar máscara, vestido largo negro y zapato de tacón". 
Atentamente León Dom.

Un nuevo año estaba invitada al evento donde Amos y sumisas se daban cita en un baile que era algo más, un lugar donde dar rienda suelta a la imaginación y a los placeres de Dominar y ser dominadas.
Todavía faltaban unas horas que aproveché para darme una ducha y arreglarme para la ocasión, lencería fina de encaje color negro y como decía la invitación un vestido largo negro y máscara.

Una vez vestida llamé un taxi y me dirigí a la mansión.


Cuando llegué habían dos guardas de seguridad en la puerta, di mi nombre y después de buscarme en la lista de invitados abrieron la puerta y me dieron paso al gran salón de la mansión. Cómo era de esperar caballeros y damas conversaban y bebían en el gran salón. El anfitrión salió a recibirme con una copa de champán que me ofreció para brindar con él.
-Me alegro que hayas aceptado la invitación, ya sabes que puedes hacer uso de cualquier estancia de la casa.
-Gracias Mi Señor, es un honor estar aquí, espero que me reserve un baile.
-Por supuesto mi querida Dakota, te reservo algo más que un baile.
En ese instante su mirada que revelaba deseo se clavó en mí y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

León se alejó y yo me quedé en el salón entablando conversación con alguna de las invitadas a las que ya conocía de otras reuniones.

Me dirigí a la barra a por otra copa de champán y me fui a dar una vuelta por la mansión, había un largo pasillo con numerosas obras de arte la mayoría eróticas, visité la biblioteca, había libros de toda clase que incluían como no un apartado de literatura erótica. Salí de la biblioteca y continué caminando por el largo pasillo hasta llegar a una habitación cuya puerta era violeta. La habitación estaba abierta, así que no dudé en entrar, quedé ensimismada, aquella debía ser la habitación donde el Amo León llevaba a sus sumisas, había juguetes de todo tipo, las paredes de la habitación eran violeta al igual que la puerta de entrada, en una de las paredes una leyenda decía "Abandónate al placer, déjate llevar por tus deseos más oscuros". De repente sentí una presencia tras de mí.

-¿Estás dispuesta? me preguntó.
Cuando me di la vuelta allí estaba él, León, a través de su máscara podía ver su mirada llena de deseo, y no podía sentirme más alagada por ser la elegida esa noche.
-Sí Mi Señor, le respondí bajando la cabeza en señal de respeto.
-Arrodíllate ante mí. 
Y así lo hice, me arrodillé ante Mi Señor siempre cabizbaja como se espera de una buena sumisa.
Cogió mi barbilla levantando mi rostro todavía cubierto por la máscara, me la quitó y con sus dedos dibujó la silueta de mis labios para después besarlos.


-Desnúdate y hazte una trenza en el pelo, me ordenó mientras él se dirigía a un sillón.
Me quité el vestido y toda la ropa interior trenzando mi pelo como me ordenó quedando postrada ante él con su atenta mirada en la desnudez de mi cuerpo. Cogió su fusta y recorrió mi cuerpo lentamente acariciando mi cuello bajando entre mis pechos rodeando mis pezones que se pusieron erectos al momento. Bajó hasta mi sexo húmedo ansioso de ser tomado, me dio un pequeño azote con la fusta y sentí un torrente bajar por mi entrepierna, él se dio cuenta y mojó sus dedos en mi esencia llevándolos a mi boca para después besarla.


León se levantó y se puso ante mi liberando su erguida virilidad, con la fusta acarició mi cara, agarró mi cabeza y la llevó hacia él, comencé a acariciar toda su carne con mi lengua ansiosa de saborearla, de repente anunciaban las campanadas de fin de año, y Mi Señor comenzó a embestir mi boca, esa noche cambié las 12 aburridas uvas, por 12 embestidas de Mi Amo y en la última campanada estalló el placer contenido llenando mi boca del dulce sabor de su esencia. Entonces cogió mi barbilla y mirándome fijamente a los ojos me dijo: -Feliz año querida.
-Feliz año Mi Señor... le respondí.

Dakota©

sábado, enero 25, 2025

El Baile por JP.Alexander IV.

En noche vieja
abrió con curiosidad
el libro prohibido
de los dulces placeres
y fue en La Biblioteca
donde encontró la respuesta
a sus incipientes deseos.

- © DUlCE -


Mi gratitud JP.Alexander por este encuentro
de dulces placeres.
Besos dulces.



Baile de Máscaras en el Salón 2024-2025. El libro prohibido de J. P. Alexander

 Hola,  ¿Cómo están?  Hoy les  traigo una entrada muy  especial.  



Fui invitada  al  baile  anual  de mascaras  que organiza  León del  blog  El dulce  susurro  de las palabras. 



Si desean  conocer más del  baile   les  dejo  el ; Link

Esperó  que este corto  relato  sea de su agrado. Esta ambientado en noche  vieja.  

El libro  prohibido



No  hay nada más  mágico que una  biblioteca.  Tal  vez,  porque es luminosa , tiene un olor  peculiar a los libros y algo más, es  cómoda, silenciosa  y llena  de libros.    Te puedes perder  en ella   e  ir   a un sin número  de lugares  gracias  a los libros.

Soy  algo tímida  y  solitaria.  Por  lo que   a veces prefiero los libros  en lugar  de  las personas. 

Un  libro  tiene  tanto  poder   en cada una  de sus  hojas  te  puede llevar a una  época diferente  o   a  otro mundo.  Te  puede hacer llorar ,  reír  y desear  lo  que   ni  siquiera  se  te hubiera  ocurrido  de  no haber   leído  sobre ello. 

Tal  vez  por  eso  me  sorprendió  tu invitación   a  tu bello  castillo.  Lo deseaba y lo esperaba, pero  igual  me  sorprendió que pensarás  en mí.  Mi  corazón  latió más  fuerte   al leer   la  tarjeta    y  el poema  que me  escribiste.

Lo  volví  a leer   en  voz  alta  en  la  soledad  de mi  biblioteca. 

Ven  a mi  castillo

vuelve  a la  magia 

al  deseo.

Ven y  baila  una  vez  junto  a mí  

esta nochevieja . 


Fui  a  tu  castillo  vestida  de  negro  con el corazón latiendo  muy  fuerte   y  con  el deseo   de perderme en  tus  ojos  dorados  mi  querido León,  mi dulce  poeta.

Cuando  llegue  el  baile  estaba  en   pleno  apogeo  te  vislumbre  en el  salón  rodeado  de   bellas  mujeres como siempre  en lugar  de entrar   allí  y  bailar  al  compás  de la música.

Camine por  el pasillo  y me refugie  en tu  biblioteca, la misma que me mostraste    dos  años  antes  cuando por un poema   me llevaste  a soñar  y amar. Ahora  en la soledad de  esa  habitación llena  de  libros  y  sillones  de  cuero me  siento a  salvo.  Percibo  tu  olor    porque  al  igual que para  mí  este lugar  es  tu refugio.  Este  lugar  es  donde  creas  poemas  que  desafían  la imaginación  y  el deseo. 

Voy al escritorio esperando encontrar un poema suelto, pero encuentro  un libro con   cubierta  violeta  y  en   está  escrito mi nombre.  Sonrió,  busco   tu  sillón  favorito.  

Él que tiene  vista al jardín  desde ahí puedo  ver   algunas   parejas  bailando y disfrutando  del  baile. Siento  tu olor impregnado en el sillón y suspiró deseando  verte.  Tomó  el  libro me siento cómoda  y me  dispongo  a leerlo. 

Cuando     abrí  el libro  la puerta  de la  biblioteca   se    abrió.   Entraste  como un  gran  felino  a punto  de  comerme.  Me estremecí  de miedo y de deseo. 

 — No deberías leer  eso.

 — ¿Por qué?   —  Tomó más  fuerte  el libro.  Ahora que estaba  prohibido  deseaba leer  con más  ganas de ser posible. 

 —  Es  tu  regalo de reyes.

Acaricie  el libro  con  deseo.  Me miraste  y me  diste  una sonrisa  lobuna. 

 — Debes ser  castigada  por  tomarlo y no  ir al baile. 

 Abrí los ojos  con  sorpresa  —  ¿En serio me  vas  a castigar?

En lugar de responder me preguntó   —  ¿Por qué no  fuiste al baile?

Baje  los   ojos  — No pensé que  te dieras  cuenta de mi ausencia.  Estabas  rodeado    de una  multitud   de  admiradoras.

 Él se  rio y se acercó  a  mí  .  Me  tomo  de la  barbilla.

 — Te extrañe. 

Lo miró incrédula, pero  me siento  feliz por  dentro,

—  No hay nadie que  ocupe  tu lugar.—Se inclinó de nuevo hacia delante, presionando su palma sobre mi mejilla y mirándome con sus profundos dorados. 

Su mirada parecía engullirme por completo, atrayéndome. No pude escapar  de su  atención.  Así el mundo  se  destruyera. Nada  podía alejarme de  ese lugar.  Contuve la respiración esperando que  me  besara

—   No  puedo seguir   ignorando lo que siento  por  ti. Eres  una mujer hermosa, por dentro y por  fuera.  —  Luego de decir eso  me besó.

Fue un beso lento y apasionado, atrayéndome con sus labios. Sus manos se acercaron a ambos lados de mi cara, inclinando mi cabeza para que encaje mejor con él. Podía sentir el deseo agitándose dentro de mi pecho, suplicándome que hiciera mis fantasías realidad. 

Entonces se apartó y me sonrió.

—Eres tan tentadora .

—Ah, ¿sí?

—Sí. Desde la primera  vez  que  leí  tus escritos  quedé prendado y luego cuando  te  conocí  ya habías atrapado mi corazón.  Desde ese  entonces  he deseado poder saborearte.

—¿Qué te ha estado deteniendo? —pregunté, pasando mis dedos por su pelo.

Inclinó la cabeza hacia atrás para soltar una carcajada.

— Tienes  razón.   Desnúdate.

—¿Estás bromeando? —Levanté las cejas, escéptica

 —  Se  acerca a mí y me  besa. 

—  Ya  lo oíste  —dijo—. No puedo esperar a ver cómo eres bajo ese  vestido. 

Trague  saliva   con  deseo  y  algo  de miedo.  

—Entonces ¿Qué esperas? — Me miró   con  sus  ojos  dorados  como  si  fuera a quemarme. 

Lentamente  deslice  el  vestido  negro que  llevaba  dejándome  solo con un sostén  y  bragas de encaje  negro.  

Fue  él momento en que  él  tragó   saliva.

—  Mierda,  eres  tan tentadora. 

Tal  vez, estuviese  tan nervioso  como yo. 

— Dije  que te  sacaras  toda  la  ropa antes  de  que  se me  ocurra  un  castigo para ti. 

Pero aun seguía al mando

—Por supuesto. —Le sonreí con malicia.

Lo  hice   y sus   ojos  miraron mis  senos  y    parecía  que  sus  manos  tocarían  mis pezones.  Pero no lo hizo. 

— Deseo  saborearte  toda  y luego  deseo    que seas mía una  y otra  vez.  Pero antes  tienes  un castigo.

—  Un castigo — titubee. 

—  Por  abrir  tu regalo de reyes  antes que te lo regalara. 

Me estremecí de deseo .  Ante el juego que íbamos a  jugar. 

—De  rodillas y  con las manos  en la espada. 

Obedecí mientras  él   se  acercaba  hacia  mí  y  se quitaba   abría  su pantalón. 

Trague  saliva  deseando  ver  su miembro  grande  y  grueso.  En  ese  momento   12  campanadas  inauguraron el  año nuevo y mi nueva aventura comenzaban  trayendo  deseos  que nunca  hubiera  pensado que pasarían  en esa mágica biblioteca.

© JP.Alexander