Hay una prodigiosa fantasía
que crece irrefrenable
en la absoluta vesania,
una dulce dualidad
que multiplica el eretismo,
un círculo que se completa
al desfogar
una clara tentación
y una alada delectación
que sobrevuelan
cada instante de frágil lucidez.
Dos magnéticas fuerzas
de igual naturaleza
sacudiendo
los cimientos
de la carne.