Sweet.

Y tu visita llegó,
como la brisa fresca matinal que entra por la ventana,

Sweet, susurraste

y el pronunciar de tu nombre me suena
a la estela que deja un beso

y que debe erizar cada centímetro de la piel

de sólo querer sentirlo.

En este idioma u otro, lo dulce tiene el mismo sabor,

en el de las caricias, sabe a sexo y pasión. 
 

Para ti por ser la primera en susurrarme...

Te pienso, te imagino.

Te pienso, te imagino
te abrazo abrigándote dentro de mis pensamientos,
mientras tu aroma aún impregnado en mi cama
me acaricia,
como el mar lo hace con la orilla
mojándola mansamente,
yendo y viniendo.
Con mis ojos cerrados te veo,
mi mano empuñada agita la pasión,
el suave desliz de arriba a abajo
provoca más tensión.
Mi carne deseosa de tus labios,
mi piel húmeda en cada gota de dulzor,
mi cuerpo tensado hasta el estremecimiento,
entregado al placer,
erguido y endurecido,
blanca lluvia derramándose sobre mi

colmado de excitación
y mi latir agitado que no deja de susurrar tu nombre.

 

 

Me despierto.

Me despierto con la urgencia del roce de tu piel,

con el ansia por sentir tu aroma,

me despierto con las ganas llenas de recorrerte

y susurrar mi deseo en tu oído, en cada caricia.

Me despierto mojado de tu recuerdo

y el eco incesante de mi corazón

llenando mi pecho. 

Regalo de Luna