jueves, febrero 09, 2012

Susurros para tu cuerpo.

Tu cuerpo presionado por el mío contra la pared
no deja espacio para ni un centímetro
de distancia entre ambos,
afuera llueve y dentro de la habitación
el calor que emana de ambos empaña los vidrios.
Así construyo la escena en que te quiero ver,
el momento en que te quiero tener,
con mis ojos clavados en los tuyos en el segundo antes
de ir en búsqueda de tu infinito sendero de emociones.
Tomo tus besos como tú los míos,
besos húmedos que no saben de ayer, hoy o mañana,
que sólo perduran,
como te susurré una de mis noches al oído.
Quiero que me lleves a tu paraíso de sueños
más allá de cualquier límite en tu piel ardiente,
lleva mi lengua a deslizarse libre por ella hasta encenderte,
mientras respiro la sensualidad que de ti se desprende,
que cuando parezca no haber ya lugar alguno en tus pechos
en que mi boca no se haya expresado con deseo
la humedad  se hará evidente.
Más al tacto de mi mano entre tus muslos,
más al jugueteo de mis dedos invadiendo tu interior,
buscando hacerte sentir, 
preparando el siguiente encuentro,
te deseo en este momento y en el siguiente.
Me tienes, te tengo
en eternas caricias que decoran el momento,
en tanto tu boca expresa la excitación en cada exhalación
la mía hace florecer sensaciones en tu desnudez
lamiendo y succionando cada gota que brota,
esperando que el tiempo se suspenda
al probar de ti el dulzor,
tu inclinación me lleva tan dentro que siento 
ese infinito universo tuyo.
Con firmeza y a la vez delicadeza voy hacia tu tibieza interior,
mis caderas ondulan con mi vientre pegado al tuyo
vas diluyendo la rigidez de mi cuerpo en el afluente de tu deseo
y tu vibración me declara abiertamente tu placer.
Ardiendo juntos, más allá de palabras que son caricias
no hace falta más que sentirnos
mientras por dentro aún somos fuego,
afuera llueve
y al final soy yo quien te pide más.

lunes, febrero 06, 2012

Un rastro de versos.

Y en uno de esos bellos sueños que has guardado
búscame cuando quieras,
te dejaré un rastro de versos para el momento en que cierres tus ojos
y te entregues al mundo detrás de ellos.
Me tendrás en un susurro más allá de los desvelos,
el tiempo lo marcarán tus latidos
mientras te cuento al oído una bella historia
de caricias sin prisa y besos de mil sabores con dulce final.
Y al despertar lo harás rodeada de ese delicioso aroma
con una sonrisa distinta de roce suave para tu corazón,
porque hay sueños que son posibles
sólo por quererlos y tenerlos.
Lo sentirás si me sientes,
yo me ataré a  tu abrazo y respiraré,
sí respiraré la fragancia
de la rosa que duerme en tu almohada.

martes, enero 31, 2012

Musa, dulce musa.


Es el deseo sujeto a las ideas,
aquellas que te traen en pensamientos
que así intento palabras que sean dulces caricias
para estar atento al momento en que tu temblor me diga
que he llegado muy dentro de ti.
Que allí en la profundidad de tu esencia
me sueño entre pétalos azulados
y atado a tus caderas,
con tu cuerpo abrigando el placer de saber
que poco a poco te quitaré el aliento
hasta devolvertelo en un largo beso.

Y sin embargo no dejaré huellas visibles en tu piel,
ni mi boca te dirá palabra alguna
y mis ojos no miraran a los tuyos.
Musa que entre fantasías te cuelas,
bañalas de esa dulzura que anuncia tu nombre
y guardame como un secreto hasta el día siguiente, 
que no debe haber más dulce castigo
que ser tuyo en cada estremecimiento,
ni riesgo más placentero que susurrarte secretamente este deseo.