jueves, marzo 01, 2012

El tacto de mis versos.

Anidado en la sensibilidad que trasunta tu ser,
descuidadamente al amparo de tu refugio
índigo cielo iluminado por regalarte
surcado por la inspiración de palabras y gestos.
Mezclando inocencia y desenfreno,
dulzura y pasión,
esta noche te escribo
intentando el roce perfecto.
Porque las palabras sólo son el pretexto
para llegar a la caricia
y las caricias el preámbulo
para llegar a provocarte.
Susurrante en la cercanía de tu oído
hasta que tu cuerpo me hable
de las sensaciones que te recorren,
el tacto de mis versos serán mi guía por tu piel.
Versos que acarician
como los dedos que los escriben para ti,
que al final no quede duda en ti de la dulzura
si de tu cielo hoy llueven gotas de deseo.

jueves, febrero 23, 2012

El sonido de tu nombre.

Tienes un aire de tranquilidad que se respira
en tu nombre que suena a mar rubí,
cada vez que vienes a dejarme tu susurro
es tu presencia la que así habla.
Y si de ti las rimas escapan
no me respondas con un poema,
sólo respondeme con tus emociones,
esas emociones que sé habitan en ti.
Que si mis sensaciones te llegan
bañándote con dulce placer
es porque tu sentir
inunda tu cuerpo de sensibilidad.
Estas letras son tuyas
como dulces caricias esparcidas por tu piel,
como besos tiernos resbalandose a la vez,
cierra los ojos, sientelas profundamente
y sueña ese paraíso de dulzura y calidez.

viernes, febrero 17, 2012

Aliento que quema.

Llegas envuelta en la sensibilidad de tus versos
tu caricia precedida de una rima en la calma,
la mía seguida de un susurro
hasta el cálido rincón de tu alma.
Palabras que fluyen para tocarse libremente
porque no hay distancia alguna
en besos envueltos por la dulzura
y en caricias que viajan para encontrarse.
Arderemos en una cama de poemas,
evaporandonos hasta el amanecer
como el licor de la pasión que nos inhunda
esa pasión tuya que se hace mía al sentir.
Escribiremos con nuestros tactos
el roce constante entre la noche encendida,
noche que termina en madrugada mojada
con el cielo lleno de deseos escurriendose en lluvia.
Y mis labios soplando suspiros sobre tu cuerpo
sentirán nacer el aliento que quema
como atardecer de tu fuego interno,
allí donde fluyen tus versos más intensos.