martes, mayo 01, 2012

Adivinando tu ser.


Vistes tu desnudez de trasluz y matices
colorida en ocasiones, de blanco y negro en otras
elegante y sensual,
piernas con medias y silueta a media luz
adivinando tu ser en imágenes
que impregnan en las miradas el placer.
Y en el detalle bien delineado de tus formas
surge la mujer en su total esencia,
atrevida en la manera,
inquietante aún con la mirada oculta
pero real manifestándote libre con tu cuerpo.
El deseo acunado en tus pechos,
sin adornos más que el destello
que produce el agua de lunna,
transparente sobre el manto terso
que transforma en carne tu fuego.

- LUNNA -

domingo, abril 22, 2012

De ti un poema.


Si de tu corazón se desprende como un latido tu nombre,
de tu sonrisa nacerá la expresión siempre tan adorable,
de tu mirada soñadora el vuelo mágico de un ángel,
de tus labios fluirán los besos más deseables,
de tu aroma el perfume intenso que atrapa,
de tu cuerpo las alas más brillantes,
de tu alma el sentir con ternura,
de tus manos suaves caricias,
de tu piel la tersura,
de tu voz dulzura,
de ti un sueño,
de ti...
un poema

domingo, abril 15, 2012

Como huellas en la arena de tu piel.

El atardecer pintado
en el horizonte sin fin de tus anhelos,
donde cual faro tus sentimientos
como dorado reflejo guían a los navegantes
deseosos de naufragar en tus aguas cristalinas
y probar del salado océano de tu bahía,
disolviéndose así en el mar de tu deseo para entrar
hasta el límite que separa
la calma de lo que fue, de la furia por ser.
Algamarina enredada en rimas fraguadas
con intenso sentir,
flotas desnuda entre algas
sumisa ante las caricias del oleaje,
mansa entre los perfumes marinos,
abrazada a la sal perdonando el dolor,
con la mirada colgada en el sol,
con la miel fresca en los labios
donde la tentación sucumbe ante el ocaso rendido
tras la agitación vehemente de la marea
para volver a la superficie junto al vibrar apasionado de tu cuerpo.
Y cual mensaje que llega hasta la orilla de tu mar
en la quietud húmeda escondida de tu profundidad
encontrarás estas caricias como huellas en la arena de tu piel,
susurradas con la suavidad que iguala a la de la brisa costera
cuando la marejada se retira para volver a recorrerte despacio.