Susurros convertidos en versos nacidos del profundo sentir de María
y regados por ella en mi jardín donde florecen con su aroma.
Gracias mi Hada Madrina.
Soñar...
un amanecer envuelto en caricias...
una mirada que abriga...
un silencio que abraza...
Hierba que roza su cara,
la piel se mece en su humedad,
sonrisas que mecen,
y susurros que llegan.
Sueños que acarician y embelesan
que están vivos y acunan
sueños profundos
envueltos en magia
en colores de luz
y de sensualidad.
Sabor dulce de recuerdos añorados,
caricias en la piel de tactos encontrados
aromas de esencia,
momentos de vida,
sueños de magia.
Besos apasionados
que cubren de esencia
que rocían de vida.
Besos abrigados
que envuelven de oxígeno
que saben a dulce.
Ser beso fundido en otro beso
resbalando humedad entre las bocas
que se sienten mientras los sentidos se mecen
en las almas que se miran y callan.
Arden las llamas de las caricias
el fuego del roce
mientras llueve sentimientos
y el licor del deseo.
Deseo que envuelve,
que traspasa el umbral,
que llena de esencia.
Las ansias del deseo,
la fuerza de la pasión,
la furia de lo esperado,
las ganas de sentir...
La noche...
envuelve los cuerpos desnudos
en la danza del amor
latiendo besos de gemidos,
dos cuerpos dos almas
unidas en el sendero
de vida y del amor.
Respirar la fragancia en la noche
de los susurros suaves que acarician
llenándose de latidos,
de esencia, de oxígeno...
Aliento que quema
desde tus letras
y la distancia se hace cercanía
y la cercanía se transforma en susurros que tocan nuestras almas
y volamos a través de tus palabras,
y fluímos en versos enlazados
con letras compartidas.
De tus manos nacen versos con sabor a dulzura
de tus dedos se pintan las letras con esencia a luz
de tus yemas las caricias de tu sentir
de tus labios besos que llegan
de tus alma nacen versos que vibran,
resultando un poema con sabor a ti.