El deseo como encuentro, lo pasional como pretexto
arrullando caricias y susurros de dulce aliento
sin reloj que consuma el tiempo invisible y ajeno
cuando para acallar la realidad la noche se llena de sueños.
Mis labios reconocen el por qué de tu nombre
con el néctar que derramado desviste tu cuerpo,
chocolate y fresa aromas que nos mecen entre ellos
derritiendo los besos en ardiente piel que sabe a miel.
El día querrá no despertar, pero nacerá al calor de las caricias
las miradas devorándose con ansias y súplicas
tatuandose en la memoria como perfume que embriaga
e invita a oler las ganas por probar, saborear, saciar.
Diluyeme con tu boca de agua
que antes de silenciarte con mi cuerpo
silencio tus labios con un lento beso,
porque las palabras sobran cuando se expresa el deseo.