Tu cuerpo en la entrega se libera para viajar
tomado de la mano con la imaginación
que transporta con magia tus sentidos
a un lugar lejano y anhelado.
El deseo prontamente despierta
entre aromas de fresca naturaleza
con la complicidad del encuentro
y sin espera inquieta que duela.
Te dejas llevar,
y todo el caudal contenido se desborda,
el tiempo pierde su medida
y el cielo antes gris se tiñe de azules profundos.
Cuando el sol ilumina con su primer roce
te acaricia cual flor en el jardín de las delicias
haciendo que las sensaciones guardadas
fluyan por tus relieves como cascada.
El vibrar de tu cuerpo escapa a tus voluntades
descubriendo nuevamente con sorpresa
tu esencia sutil de mujer sintiéndose viva
desnuda en sensaciones por ataduras cohibidas.
La tranquilidad te acuna entre sus brazos,
el vacío espacio con tu sonrisa se llena
y el relajo ausente de cada noche
vuelve a ser amparo con cálidas caricias.