Tu humedad,
como paisaje fértil y escenario ideal,
como un puerto donde desembarca el sentir
en tibias noches de luna llena brillante sin fin
o mañanas candentes de sol fulgurante en ti.
Donde las orillas desnudas se muestran deseosas,
donde el mar desbordado masajea como candente caricia
que en tu tersa arena va siendo dibujada.
Tu humedad,
espesura de almíbar que aguarda preparada
al oleaje impetuoso y dominante que se adentra y amolda
como espuma que conquista tu ensenada,
y así cual lengua la ola se enrosca y rompe
absorviendo el efluvio secreto de tu dicha,
porque eres alma de cristalina agua
en cuerpo de mujer a fuego templado.
Tu humedad,
donde plateados son tus besos y azules tus abrazos
y tus senos altivos como dunas acarameladas
para tu corazón encendido que respira entre tus labios,
todo encadenando palabras más allá de lo imaginado
siendo velas que hasta mi te hacen navegar
con un susurro que te guíe como faro,
así lo que precede será también el final.