martes, noviembre 20, 2012

La primera caricia que despierta.


De la cercanía que deja huella 
se desprende el brillo de tu mirada
y del roce más leve surge 
la humedad en ti como reflejo,
allí, en la calidez 
de tu más bien guardado secreto
el ardor no sabe de espera 
ni se resiste al momento.
Porque prohibido es el encuentro 
para los amantes furtivos
pero inevitable es la tentación 
que ciegamente nos hace perdernos
cuando surge la primera caricia que despierta 
el gemido aún no escuchado
o el primer beso apasionado que enciende 
la vibración de tu cuerpo no explorado.
Dócil y rebelde es la flor que juega 
y quiere desplegar libremente sus pétalos,
mientras la sonrisa acalla palabras 
y se manifiesta como permanente respuesta
a un sentir que vierte la lluvia en la tormenta que no cesa
de ese llamado incipiente que confunde en el interior de tu mente.
Tu cuerpo impaciente pide, 
tu cuerpo busca con ganas inquietas,
se atreve a perderse cruzando realidades 
que calman tu natural instinto,
es que no hay azar 
cuando en el deseo las pieles se queman
tan sólo el querer despertar viviendo 

aquello que secretamente anhelas. 

jueves, noviembre 15, 2012

Microrelato 50 Palabras

Respondiendo a la iniciativa de Marina y Tomae 
algo diferente a lo que acostumbro a publicar. A ver cómo me salió:

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" Para Ti "

Dicen "las casualidades no existen", así parecía
cuando recibí aquel correo, era sin querer la confesión
de aquello que ignoraba. No lo pensé, de ser así
no estaría su cuerpo tirado con un hueco vacío en la frente.
En mi la sonrisa, porque él ya no alucinaba con tu voz.
 

sábado, noviembre 10, 2012

Un cielo de estrellas.

 
Compré un cielo completo de estrellas
que brillan perpetuas llenando silencios desnudos,
lo compré sin fijarme en ninguna reserva
y escogí para ti el más iluminado con luna llena.
Porque pensé que de confín a confín
puedes recorrerlo en un barco hasta el otro lado del sol,
tal como las caricias navegan en los mares de tu piel
como navíos no sujetos a ningún puerto y libres en el placer.
Y así te vuelvas real tras el último suspiro de la noche
en esa hora en que afortunados los versos te desvisten,
adornados de óleos y acuarelas de mil pinceles
como besos pintados sobre el cuadro de tus labios.
Para ser como el gemido que sucumbe ante el deseo
pidiéndole al roce que pronuncie suavemente tu nombre,
mientras el dulzor te susurra poesía a lo lejos
de igual manera que aquellas estrellas que ya son tuyas.
 
 
 
Imagen: "Noche estrellada sobre el Ródano" (Van Gogh)