En ese momento en que asaltas mi sorpresa
para hacerte sonrisa al venir a mi
para hacerte sonrisa al venir a mi
y entre mis brazos te vuelves lo que para nadie más eres,
es cuando nos encontramos más allá de las palabras y de pronto
somos cómplices del encuentro secreto de nuestros cuerpos.
Tú montada en el vértigo salvaje del deseo con la pasión en llamas,
pero sumisa ante la debilidad que transforma en ambivalencia tu ser
y yo sólo soy la dosis para el arrebato de poseernos con lujuria desatada,
porque si fuera un gesto sería la intensa mordedura en tu labio.
Y así te quiero en esos instantes de atracción y fuego
cuando construyo tu figura hecha para mi de éxtasis y embeleso,
para que seas realidad despierta más allá de los sueños
como un luminoso momento que opaca todo lo demás.
Hasta sentir el espasmo de tu vientre cuando me tienes
meciéndome para perpetuar las huellas que deje en ti muy dentro
y mi boca llena de sed resbalando por la suavidad de tu piel
con el tacto perfecto y exacto de los labios para besar sin precisar ver.
Porque si fuera un sonido seria el gemido incesante que aflora de tu boca.