jueves, febrero 14, 2013

Mirarte.

No sospechas, no adviertes siquiera que mis ojos espían cada movimiento tuyo tras la puerta, esa manera delicada de quitarte las medias, de desabotonar tu blusa que ondea como brisa pero que no hace justicia a lo que cubre de tu cuerpo.


No sospechas, no imaginas que mi boca también se altera al ver tus pechos cobrando vida y ser presos de tus manos en esa simpleza que también guarda la agitación de tus caderas. El viaje excitante de tu manos que yo hago mio al mirarte, como el gemido de tus labios que en mis oídos se vuelve canto y me lleva a un lugar lejano.

Y no hay palabras. Todo se explica y encuentra sentido en lo que veo.

Y es que no sospechas que la excitación de mi se apodera, al ver la tuya expresarse en ese arco que tu cuerpo traza exponiendo a mi mirada lo que piensas es un secreto, y es cuando en mi nada se contiene al ver desnuda tu alma y ajena a las mentiras.

No sospechas, no lo piensas siquiera que mirarte causa el destello en mis ojos callados y esa luz se vuelve sonrisa escondiendo una mueca perversa tras ella. Las pupilas dilatadas se reflejan en el orgasmo que modula tu garganta y mi impulso se manifiesta sin ataduras ante la revelación admirada.

 
No sospechas, ni imaginas que al desnudarte y al hacerte el amor a solas me complaces. Que ver tus dedos perderse se vuelve el instrumento esencial del goce para llevarte al crepúsculo de tu solitario delirio, cuando sientes ese estremecimiento llegar que también es el mio. Porque mirarte es descubrir un gesto a cada instante, es llenar los ojos de embeleso y lujuria inmerso en una fantasía.

Y no hay palabras, y no puedes ver lo que yo veo, porque todo existe en mi mente cuando lo haces para mi.




domingo, febrero 10, 2013

Ventana de pasiones. (Dueto con María)

María es verso que fluye liviano y natural, es también inspiración que hace fácil
poder entrelazar versos junto a ella y es un honor compartir este poema
con quien ha sido mi madrina blogera, como yo le llamo Mi Hada Madrina.
 
Gracias María por acompañarme en este viaje de versos y darme el privilegio
de unir mi sentir al tuyo.

Besos con dulce cariño para ti.

El blog de María
 
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"Ventana de Pasiones"
(María y Dulce)

 
Al igual que mi caricia te recorre
como lluvia que resbala sobre ti
es mi palabra la que te invoca
hecha verso que te toca.
Es el tacto de tus letras
el que acaricia mi piel,
la sinfonía de tus versos
la que mece mi alma.
Te susurro mi inspiración
para despertar con mi aliento la tuya
llevándote de mi mano por los senderos
abiertos y desnudos de tu intimidad.
Y me dejo llevar
de la mano de tus letras
para que fluya en mi interior
la melodía de la inspiración
Cruzando la ventana abierta de tus pasiones
llegando profundo hasta tocar tu alma
y enredar así nuestros cuerpos
que se agitan sintiendo al mismo tiempo.
Enlazándonos en el sendero de los sueños
galopando en versos nuestro palpitar
pintamos nuestros sueños
con suaves caricias y besos sedientos.
Boca a boca fundidos
prescindiendo del sonido de las palabras
dándole lugar al sabor de los sentidos
que se hacen humedad desde mi noche a tu mañana.
Y mi poesía se humedece entre tus labios
y mi boca se hace diluvio de espuma
y mis labios reclaman tus besos
y mi fuego se enciende en tu hoguera.
Hoguera donde mis ansias consumen las tuyas,
donde nos elevamos inmersos uno en el otro
para ser un estallido al unísono
incinerando entre tú y yo la pasión desmedida
Nuestro palpitar estalla en latidos
descontrolando nuestros sentidos
vibrando entre versos
evaporándonos en gemidos.
 
 

miércoles, febrero 06, 2013

Dueño.

 
Soy dueño de tus momentos más quietos
que se sobresaltan con placer a mi llegada,
dueño de tu excitación cuando te llevo
a perder la noción y el sentido de la distancia.
Dueño de tus silencios vitales y profundos
que en los míos se vuelven tus propias palabras,
de tus líneas desnudas que dócilmente
se atreven desenfadadas ante mi mirada.
De tu baile para mi, aún a solas
que es ofrecimiento en entrega complaciente y entera,
dueño, como lo es el invierno de la lluvia
o el sol del atardecer que dibuja tu reflejo en la orilla.
Dueño de tu intimidad en la pasión desplegada
que te lleva a precipitarte en mis brazos sin espera,
de esos labios que disipan el habla entre gemidos
como testimonio de la encarnación de mi cuerpo en el tuyo.
Dueño del más secreto suspiro que corta el aire,
desde el primer hasta el último sueño temprano
que como amante experto eriza la piel
con tan sólo delinear en ti un pensamiento.
Dueño del dulzor que se posa sobre ti para vestirte,
de la boca que pide mis besos sin recelo
y de todas aquellas formas en que reclamo mi posesión,
dueño total y absoluto de lo que es mio en ti.