Tu piel,
miel que suaviza el vuelo
a ras de mi piel,
luz que guía las caricias ciegas a tientas
y en tu respuesta
yo encuentro razón para ser.
Y ser
en tu boca aliento y rubor
y en tu pecho calor
que se impregna y permanece
cuando me tienes
entre sábanas y la desnudez de tu interior.
Así eres,
mía, pero libre a través del estremecimiento
que encontramos en el baile privado
de nuestros cuerpos
y el vuelo infinito de nuestros deseos,
siendo fluido el uno en el otro.
Hazme saber
que estoy impaciente por embriagarme de ti
porque puedes esconderte en mi pensamientos,
sentirme cerca y en ti tenerme dentro,
puedes robar toda la dulzura de mis besos,
pero los tuyos no se roban
se ganan hasta merecerlos.