Te sonrío tras la inquietud que asoma
cuando mi cuerpo no quiere renunciar al tuyo,
me encadeno a la noche para no perderme
en la prisa por tenerte con placer consumado.
Me ato a la perfecta medida de tus caderas,
al relieve turgente y codiciado de tus pechos
y me inquieto con la seducción de tu sonrisa
que me incita a querer sin poder negarme.
Y así ser de ti y tú desatada para mi
bajo la lluvia que adora el desliz por tus formas
en cada breve roce que sueña la eternidad al acariciarte,
traspasando la oscuridad que amenaza extraviarnos.
Sólo ven y encuentra entre mis brazos
un momento para olvidar las sombras que opacan tu armonía,
muéstrame lo que guarda el despertar de tu mañana
y mírate en mis ojos en un instante sin final.