en la mañana vestida de fina lluvia,
y te vuelves el suspiro que quiero
para asirme de tu mano y tú de la mía,
con las estrellas como guías.
Y tu boca se muestra
dueña de labios donde la sed moriría,
cuna fértil de susurros y gemidos,
lugar de besos para viajes infinitos,
deseada fascinación que me llama.
Dime que puedo y me esperas
dejando que las caricias se abran paso,
más allá de los límites impuestos
y así ser de ti como tú de mi
que del otro lado te espero para sentirte.
Tómame, llévame en tu nube
y en la profundidad tibia de tu ser cobíjame,
camina descalza sobre las llamas de mis ansias,
que el sol brillará en tus ojos,
y mi cuerpo será tu trono,
tú mi reina, yo tu rey.