Sol de dorados atardeceres
que trazas sobre el agua un camino
para que tu ángel llegue a cuidar tu dormir
y te lleve entre sus brazos
por la luminiscencia nocturna de los sueños.
Porque desde ese beso primero
que se derritió lentamente en tu roja boca
se empaparon los labios
al encenderse la llama permanente
del fuego entre nuestros cuerpos.
El primer roce de tu estación y la mía
girando sobre un mismo eje
cuando mi lengua te confiesa su osadía
implorando y explorando
donde brota la lava de tu concavidad.
Las manos delatan su impaciencia,
florecen las caricias sin poder contenerlas
y la poesía nos nace a carne viva,
pero antes que tu intimidad abra los ojos
yo te nombraré mía.
que trazas sobre el agua un camino
para que tu ángel llegue a cuidar tu dormir
y te lleve entre sus brazos
por la luminiscencia nocturna de los sueños.
Porque desde ese beso primero
que se derritió lentamente en tu roja boca
se empaparon los labios
al encenderse la llama permanente
del fuego entre nuestros cuerpos.
El primer roce de tu estación y la mía
girando sobre un mismo eje
cuando mi lengua te confiesa su osadía
implorando y explorando
donde brota la lava de tu concavidad.
Las manos delatan su impaciencia,
florecen las caricias sin poder contenerlas
y la poesía nos nace a carne viva,
pero antes que tu intimidad abra los ojos
yo te nombraré mía.