La luz se apaga espesa
y la noche se enciende furiosa
con la sensación de tenerte
con el ansia de saber que recorres
el mismo camino de las caricias que yo,
recostados buscando las formas
de ti y tú de mi,
tal como quiero
yo entregado a ti,
tal como deseas
tu entregada a mi,
me guías con tus ojos estrellados
quebrando el frágil destino del tiempo
al prolongarlo beso a beso,
grabándolo piel a piel,
y me sigues y te sigo
cambiando una y otra vez el modo
pero siempre siendo
el mismo vehemente estallido