Me escribiste un poema
dibujando con tus dedos círculos
como remolinos
sobre húmedos pétalos
que asomaban tras la frescura.
Con solo pensarme
encontraste la idea perfecta
diluyendo contornos entre caricias
en la intensidad del roce y su prisa,
y en el centro de tus labios
tu corazón agitado hasta el grito
se inundó de agua viva.
Con sólo pensarme
me escribiste un poema
de espesa lluvia cristalina