Claroscuro entre velas que iluminan
la montaña invertida entre sus valles
donde se incinera mi lengua con la lava de su desmesura
y mi roce alivia su única suplica.
Exhala el cielo frente a mi aliento
desbordando la densidad de su agua,
sumergida en una danza ventral
que la agita y consume.
Rasga velos
como princesa de oriente a la luz de la luna,
hasta caer a los pies rendida y liberada