Dos palabras sólo brotan,
los dedos palpan y dibujan,
construyen su escena en exclusiva,
se humedecen los espejos del alma.
Atraviesan las medidas de tiempo y distancia,
desafían al roce,
se olvidan de los recuerdos
para sólo ser el mismo momento.
Se desatan sin premura,
se intuyen como almas gemelas
y se embriagan derrochando
aquello que todos buscan.
Ignoto juego,
para quien ajeno a la dicha pudiera verlos.