El cielo la dejó caer en mis brazos
cuando su tarde oscurecía,
abrió sus ojos para ver el camino delante
extendiendo sus alas de cristal al placer
y de sus cinco sentidos
El alba la sacó de mis sueños
y en mí se hizo carne,
sus lágrimas se hicieron perlas frente a mí
con todos los colores de su alma,
ahora corre sobre la arena blanca
de mi mano para siempre.
de mi mano para siempre.