domingo, abril 20, 2014

Campanas.


Cada día las campanas suenan a la hora exacta, ella las oye apoyada en el marco de la ventana con el mundo afuera tan ajeno a su felicidad, cuando se deja llevar sabiéndose segura en sus brazos, los de él, que en ese momento desliza suavemente sus dedos bajo la ropa como descifrando el camino aún por recorrer y descubrir. Así escala hasta lo más alto apoderándose de sus pechos, amoldados perfectamente a sus manos.

- Las manos, las manos tienen ese privilegio de tocar.-

El húmedo rastro que depositan los labios en su cuello es el mismo rastro que la excitación a la vez dibuja por entre sus piernas, el roce de las pieles lleva esa urgencia de la pasión que no se contiene, cuando la sangre se agita por la venas aceleradamente, en tanto los labios de ambos se encuentran.

- Los labios, los labios tienen esa fortuna de poder besar.-

Siempre le intuye, aún en las palabras sin pronunciar, ya no hay mundo afuera, sólo lo que sucede entre ellos, y los gemidos mutuos que pueden oírse casi infinitos. Le toma las manos a la espalda con firmeza y ella inclina su cabeza hacia atrás cuando siente que él se interna en su cuerpo, lo hace con la lentitud de un suspiro, se adhieren el uno al otro, el sudor le recorre finamente el torso a ella, más cuando él le jala del pelo tensando y arqueando su espalda. Entonces le susurra lo que ella quiere oír de su boca.

- Los susurros, los susurros tienen ese poder de estremecer.-


No es una danza, es un vuelo, él le llena las entrañas y ella se entrega por completo a su voluntad. Los pezones endurecidos, la humedad que se desborda, la excitación plena que los une, todo tiene otro ritmo, todo toma otro sentido. Los cuerpos se hablan mientras buscan la profundidad.

- El cuerpo, el cuerpo tiene ese poder de hablar.-

Los besos toman diversos destinos en la prisa, las manos de ella se apoyan al borde de la ventana, su cuerpo va hacia delante, sus caderas se baten al ritmo que él le impone. Se erizan, se aman, se elevan, hasta que el placer les recorre al mismo tiempo con su espesura y calidez.

Suenan las campanas y el mundo sigue ajeno allí afuera al momento únicamente de ellos, se miran en tanto los latidos desaceleran poco a poco, sus brazos la rodean y las palabras siguen teniendo la misma intensidad.

- Las palabras, las palabras tienen ese poder de hacer sentir.-


martes, abril 15, 2014

Para siempre.

El cielo la dejó caer en mis brazos
cuando su tarde oscurecía,
abrió sus ojos para ver el camino delante
extendiendo sus alas de cristal al placer
y de sus cinco sentidos
vi nacer un sexto.

 
El alba la sacó de mis sueños
y en mí se hizo carne,
sus lágrimas se hicieron perlas frente a mí
con todos los colores de su alma,
ahora corre sobre la arena blanca
de mi mano para siempre.

 

sábado, abril 12, 2014

Ya son 3.


Ya son tres años de "El Dulce susurro de las palabras", escribiendo, regalando mis letras y recibiendo el cariño que desde siempre me han brindado, algo que supera con creces mis expectativas al momento de iniciar este blog y que sin duda, es el real legado que me dejará con los años. 

La vida tendrá sin sabores inevitables porque nada es siempre bueno como quisiéramos, pero todo lo que se hace con el alma llegará de la misma manera y hablará finalmente por nosotros, espero que así yo hable cuando me leen.

Porque este blog no tiene tristezas, no tiene reproches, no tiene malas palabras, no tiene momentos bajos de ánimo, sólo la intención de regalar y demostrar lo importante que es saber que se puede hacer sonreír a alguien sólo con un poema, ojalá lo haya logrado siempre.

Mi blog me ha permitido llegar y viajar lejos. Ya me ha dado un regalo precioso más que inmenso. Intentaré sumar un año más desde este día...

Gracias siempre por acompañarme, por permitirme regalarles y por el cariño que me regalan.

Besos con dulzor, con dulzura, dulzones, de todas las variedades, pero siempre dulces.

Gracias a Mi Ángel. MPTA


de Luna
de Marrubi

de María