Tímida cual rosa sutil carente de toda espina,
entre pliegues surge oferente
abriéndose en pétalos de dunas humedecidas,
y arde vibrante en el latido que le rasga el interior
al taladrar susurrante mi palabra en sus adentros
Quiero su atrevimiento
al romper el sello de sus labios,
quiero sentirla buscando ávida su alimento
y que me haga soñar sin fin
en el paraíso de su boca,
que yo le predico con la mía
todo el deseo que por ella en mí se agita.