Se dejó acariciar por el llamado
que inducía sus sentidos,
su interior comenzó a vibrar en otra sintonía
con ese cálido tono que arpegiaba sus latidos.
Caminó conmovida hacia la luz
con su corazón abierto sumido en nuevas sensaciones
que la seducían y al mismo tiempo la elevaban.
Floreciendo al aire libre con su anhelo
descubrió dentro ese pronto roce
sobre la hierba que la mecía.
(Era tarde en el parque y el sol en el cielo brillaba.)