Entre velas y pétalos de rosas
esclavizo su mente a lo prohibido,
me apodero de ella, la habito,
beso tras beso la marco en mi ritual
y entre gestos asiente a mi declaración.
La llevo donde sólo siente y nada ve,
donde soy la única voz tras sus pupilas,
donde pierde el equilibrio
y le embriago la razón.
Yo hago que lo imposible, sea posible en ella,
la rindo a mis pies
dejándole impregnada la emoción del deseo,
húmedo rastro que empapa su intimidad
y que huele a todo lo que en ella soy.