profanada hasta la saciedad, en su interior sembrada la semilla que enraíza y germina hasta ser creación. El principio de todo, fluye, se disuelve y vuelve a tomar forma, sin haber muerto renace como fruto de mi cosecha. Vivo en su mente, cuerpo y alma, lato en su corazón, vientre y sexo creciendo hasta el infinito, concretando la razón de todo, desafiando los límites del amor. Ella, Yo y la misma fe.