Hábiles son los dedos digitando
una íntima melodía,
llenando los huecos del silencio,
rozando altos y bajos
con susurros celestiales
traducidos desde su voz,
traducidos desde su voz,
obsesiva por el encanto
Texturas armónicas mojadas
de una irresistible anatomía
resbalan bajo las yemas que buscan
la afinación de un agónico corazón.
Provocadora como un vicio
rapta los sentidos
y el cuerpo permanece
enhiesto y suspendido
ante su sublime hipnotismo
de virtuosa mujer.