Con fervor su voz implora
la presencia que idolatra,
la que le asalta por sorpresa
y se alza victoriosa sin pudor ante ella.
Hasta que las palabras se vuelven impronunciables
tras la mordaza que silencia su urgencia
Ascenso y descenso entre el relente
de sorbos dulces
que la llena con mi nombre
alimentando su sed vencida,
y en el final sella con un beso
el delito que desde su boca jura.