Obediencia,
la palabra como compromiso
que emerge y se proclama
unida al sentimiento más profundo
como simiente,
con hechos que hablan
por sobre la distancia que calla.
El origen del dominio
en la causa de la entrega,
entrelazados en la atadura
dando forma al nudo
núcleo de nuestra unión.
Consentir para sentir,
convivir para vivir.
Someter la mente
para doblegar el cuerpo
al sentido de la voluntad confiada
reinventándote para ser
pronombre que llevas indeleble
por debajo de la piel que siente,
sostenida por el nudo del cuidado,
del tacto compartido que acaricia
y con el nudo del aprendizaje tensado.
Oír para saber, ver para conocer
y la duda con la confianza desterrada.