Intenso surge el momento
a la sombra de lo furtivo,
aprietas y encarcelas
con la fuerza de tus muslos
al habitante silencioso que gobierna
el pulso demandante de tu sexo.
Líquida se torna tu sonrisa
esbozando el eco de la palabra que altera,
expresando el jubilo callado de tus gemidos
que se contienen de gritar
el nombre que te doblega.
Y tras la agitación me quedo
en el rincón más tibio de tus ganas,
donde siempre me llevas
entre las texturas mojadas