Dime cuánto amas ese cielo
que con mi torrente se vuelve
crepitante infierno,
cuánto adoras
perder todas las coordenadas de tu rumbo
cuando mi prominencia
te asalta inclemente.
Dime cuánto y haré cierto
el tacto más irreal que agita tu sosiego
y te diré yo cuánto amo
tu piel convertida en vía láctea
y tu sonrisa complacida
hecha mi universo.