Me convierto en el templo
que se erige como una torre de fuerza
justo en frente de tus ojos,
cuando alientas la metamorfosis
de la fiera que ante tus ansias
se libera majestuosa.
En tanto recitas
los salmos mas fervientes
que hayan surgido nunca desde tu boca,
la misma que haciéndose agua
se diluye gota a gota e invoca a Dios
contemplando el nervio de mi volcán
erupcionando para tu regocijo.