Envoltura.

 

La envoltura evanescente,

única de cada forma

sobre el alba cubierta de tu desnudez

junto al resquicio que invita al sin pudor,

me susurran febrilmente tres palabras

suficientes para invocar tu figura,

divinidad plena

de mi adoración y delirio.

 

Amando.

Ama en presente e incondicional

Moviéndose entre extremos

A veces luminosa entre blancos

Nocturna también entre negros,

Distinta en su propio equilibrio

Osada expresando su ser de mujer.

 

Nada.

 

En el fondo de tu jardín

vislumbro la rosa milagrosa

que ha de brindarme la vida

desde su llanto.

Y entre tus alas extendidas

encuentro el corazón

en el cual he de clavar mi daga

para verte desfallecer

rebosante de latidos.

Una estrella al sur

escondida entre perfiles

también reclama con sed

el fuego de mi llama.

Aquel que ha de grabar 

que nada alberga lo imposible

cuando de ti lo pido y quiero.