Soy presencia
encarnada en el ardor de tu dormir,
voluntad inconsciente de tu deseo
que tu interior no puede negar
cuando sientes
la tensión que tira de tu cuello,
sujeta al puño de mi dominio
al adentrarme rasgando y rompiendo
entre ecos que recorren oníricos laberintos,
fragor que enuncia
cada nombre que de mi nace
para elevarte desde el suelo de rodillas
hasta lo más alto nunca sentido.
Porque causa soy de tu existir
como cauce también soy de tu ser
y tú, recipiente
del todo que desde mi se vierte
hechos relente
sobre el tálamo donde sueñas.