Grabé mi promesa en lo profundo de ti
con el fuego de todas mis ganas
por tenerte,
te hice la causa de todas mis batallas
contrariando las posibilidades
y si pudiera elegir camino,
elegiría siempre el que me lleva a ti.
Porque tú me has hecho poema
en el altar sagrado de tu veneración,
faro imponente
que en la distancia guía tu viaje
desafiando mares sembrados de imposibles.
Tú me has convertido
en el credo de tu espíritu,
en la gracia que pronuncia tu boca
y que se perfila en tu sonrisa
como la caricia adherida
al laberinto de tus antojos.
Y yo,
en esta noche y las que vengan
te hago de mi desvelo
luz que surge entre la niebla,
la única razón cierta de todo mi vivir.
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