Te extiendes desde mí,
me naces desde el tronco
como embrión de mi anatomía,
proyección entornada entre espasmos
sujetos a la danza de tu vientre.
Mecida lentamente
al borde sin caer,
vas cediendo al momento
en que quiebro tu fragilidad
atravesándote con mi alabarda.
Erecto me encarno
venciendo toda resistencia,
solidificándome en la densidad
de tu bullente humedad,
y lates entre el ramal de mis brazos
como un pequeño corazón