sábado, julio 23, 2016

Ipsación.

 
Pétrea es la forma
más elevada de la lujuria
 y en torno a ella oscilan las caderas
con toda su vehemencia.
Fiero es también el espesor
empuñado con bravura
como expresión poderosa
que crece ante la codicia.
Es así como siento
que muero bajo el tacto
con la sangre colmando cavidades
hasta tornar la cima encarnada.
Y en el fin de mi goce
en mis manos yace con su albura
toda mi vitalidad derramada
expulsada con euforia
para tu sed que busca ser saciada.
 
 

martes, julio 19, 2016

Dulce.


Fecundo es el deseo
de ver florecer sus botones
con el riego de mi almíbar
y cubrir sus areolas iluminadas
erigidas como templos
donde predico mi devoción
por su estampa de niña.
Turgencias albergan su pureza
que subyugadas ante mi cortejo
se cubren de rubor
cual caramelo que tienta
con el sabor de una primera vez,
porque es en ti
donde lo dulce cobra sentido.

lunes, julio 18, 2016

Susurros con pecado.


Muchas veces en sus comentarios, Mag para muchos, o Magda para mí,
me ha dejado verdaderos poemas, y hoy destaco uno de ellos,
con la siempre inconfundible impronta de su pluma.

Gracias Magda por dejar el rastro de tus susurros en mis dominios.
 
Beso dulce.   

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"Eres"
(Magade Qamar)

Eres el Pecado concebido desde la excarcelación de un deseo
tan puro como efímero que en plegaria se desvive en entrega venidera
del orgasmo de su alma.

Eres, simplemente, la purificación regalada de tu hombría,
esa que entrega, sin aparente rendición,
en batalla sepulcral de mil soldados sometidos
en túnel sin salida donde desfallecen erguidos y en lucha.

Eres el cáliz que fecunda como un dios inmortal
hasta en el vientre más yermo
porque eres también, deseo, pasión y los Siete Pecados Capitales...
que se hacen Palabra en sus suspiros
y se sacralizan en Hecho en su cuerpo.

Eres la espuma blanquecina que asciende
desde lo más profundo de un impulso,
desde la base de dos parábolas cóncavas
que sostiene como empuñadura la bravura del deseo
que brama en carne y sangre y puro nervio,
que aflora en el ritmo constante de un ir y venir de latentes humedades
que emergen caducas entre la abertura semi-boscosa
de su esencia de hembra.

Eres el mercenario que tal vez deja vendar sus ojos
antes de ser enviado al averno oscuro y estrecho
donde, sin tregua ni cuartel, sabe que será ,
pese a su gloria, quemado en el más grande de los infiernos.

Eres la materia que moldea entre sus manos,
la que golpea en el yunque de tus entrañas
y envileces con la entrega de tus adentros consentidos
en el tacto de esos labios que la enervan.

Esa es tu esencia, Dulce.