Cuatro puntos cardinales
señalan el camino
que en mi guía has de recorrer.
Cuatro lazos sujetan los extremos
que conforman la geometría en ti.
Ángulos y vértices
donde el centro eres tú.
Y yo,
la mano que ondea
y estremece súbitamente
dejando trazos que templan
la resistencia que no sabe de temores.
Todo lo venzo cuando te llevo
al borde de un último suspiro,
y es entonces
que aquello que era indecible
brota sin dilación,
como una revelación
que confirma la existencia