Cuatro elementos
y un quinto sobre ellos
descansa en mansedumbre,
dos pilares dan forma al ojival
al cual se adosa la pétrea columna
que completa y construye el altar.
Ceremonia de libres placeres
complacidos y complacientes
en un rito de sacrificio por amor.
Golpe a golpe se va forjando la curva,
fresca es la sustancia que derrama el crisol,
impulsiva la caricia como látigo brioso,
obra maestra y sublime,
maleable en sagrado sentimiento.
Y en lo angelical de su templo
libero mi fuego demoniaco.