Sea en la gracia de tu boca
el lugar donde sepa
que en el soñarte no caben los desvelos.
Sea la constelación que dibujas
el camino que yo recorra
para ser caricia que iguala la ternura.
Sea la imagen de tu hechizo de niña
mi jardín de ignotas delicias,
narcóticas y obsesivas.
Sea en tu soplo de brisa fresca
la morada donde albergue
por siglos mi memoria.
Sea en ti y por ti
la infinitud de razones
por las que me dejas vulnerable
ante tu intenso brillo divino.