Por una arquitectura de letras
recorre jardines y palacios,
cual nefelibata burlándose del tiempo
le roba distancias con pies ligeros
saltando al ritmo del tic tac.
Embriagada de sensualidad
encuentra el atrevimiento en el verso,
aliado de cálido manto
para su insaciable imaginación
presa de un delator corazón.
Y con cada latido ensordecedor
vibra el cristal de su espejo,
que encandilado ante su revelación
refleja el encanto de sus maravillas.
recorre jardines y palacios,
cual nefelibata burlándose del tiempo
le roba distancias con pies ligeros
saltando al ritmo del tic tac.
Embriagada de sensualidad
encuentra el atrevimiento en el verso,
aliado de cálido manto
para su insaciable imaginación
presa de un delator corazón.
Y con cada latido ensordecedor
vibra el cristal de su espejo,
que encandilado ante su revelación
refleja el encanto de sus maravillas.