De noches oscuras se cuida mi sombra,
pero ante ti se descuida y diluye
en favor de tu luminiscencia,
revelando mi delectación
por embriagarme de carnales placeres
hasta el fin de las consecuencias.
Así hago de ti
la vorágine que aviva mi apetencia de fiera
esa plena y constante sensación
de encumbrarme junto a tus ganas
cuando dentro me tienes
acoplado al envés de tu dadivosa figura,
atravesando como ave de presa
lo que tu voz nombra
caelo.