No es ajena la sensación
de haber buceado antes
de haber buceado antes
en sus humedades,
o reconocer su aroma
sin siquiera aspirarlo.
No es extraño
saberla tan propia,
murmurando en las horas
dichosas de tanta fortuna.
Ni siquiera el imposible
vencido en todas sus fuerzas
por tan solo quererlo.
No es azar
repetir en paralelo las frases
como en un rito oculto de almas,
ni nada tan cierto
como el vuelo irrenunciable
junto al lucero que la guía.