Se alza como fortaleza
emergiendo desde realidades,
pero sin negarse a beber
del elixir infinito de los sueños.
Ánima espirituosa
montada como amazona
sobre el altivo corcel del valor,
febril ante el arrebato del corazón.
En su rebelde causa
la agitación del ser como bandera,
en su grito candente
el pacto entre palabra y sentimiento.
Aunque caiga invadida, diluida,
libre será renacida
porque solo la vence
la espada templaria de la pasión.